martes, 7 de febrero de 2012


PORQUE LA FELPA SIEMPRE DA CALOR

viernes, 20 de enero de 2012

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Adele - ''Someone Like You'' (3)

Adele - Set Fire to the Rain Lyrics (2)

Adele - Rolling In The Deep (1)

jueves, 23 de junio de 2011

El sueño de una noche de invierno V

SIN PUDOR
 
Sergi organizaba una fiesta en un nuevo local de moda abierto hacia tan solo un par de meses. El IO Music Club. Le había dicho que era obligatorio acudir con pareja y cuando lo hizo tenía una sonrisa maliciosa en la cara. Él conocía la existencia de Alex y supuso que quería echarle una ojeada al tipo que se estaba tirando a su hermana pequeña.

Tumbado a su lado, él miraba la tarjeta de invitación. Enarcó una ceja.

  • ¿Tu hermano es peligroso?
  • Lo es más mi padre... tu tranquilo que ya le controlaré yo. Nunca se ha metido en mis relaciones aunque supongo que ahora estando los dos viviendo en Palma se autoerigido en defensor de mi virtud... Que ironía, sabe que no gasto de eso. - Él la miró con una sonrisa en la cara.
  • De eso ya me he dado cuenta... - Se inclinó hacia ella. - Pero, ¿podrías volver a demostrármelo? - Cris se incorporó riéndose y se sentó a horcajadas sobre él.
  • ¿Y cómo quieres que te lo demuestre, caballerete? - Alex se encogió de hombros.
  • Lo dejo a tu imaginación.
  • Vale... pues prepárate. - Se levantó y se dirigió al ordenador. Su mirada recorrió la carpeta de música. Buscaba algo en especial. Por fin pareció encontrarlo. Una canción empezó a dejarse oír en el cuarto. Era gracioso que lo que no era habitual hoy se hubiera producido y le sirviera para marcarse ese jueguecito.


Llevaban un rato en el cuarto de Cris hablando. Aún llevaban la ropa pero había llegado el momento de desprenderse de ella. La muchacha llevaba una falda vaquera que le llegaba a medio muslo, una camisa negra ceñida, medias y botas camperas.

Sus caderas iniciaron un movimiento de vaivén sinuoso. Sus manos viajaron por sus curvas al compás cadencioso de la música. Un botón fue desabrochado, el segundo le siguió. Piel expuesta.

Las miradas se cruzaron.

Se recostó sobre el cabecero de la cama dispuesto a disfrutar del espectáculo que Cris le ofrecía. Antes de hacerlo se desabrochó el mismo el botón del vaquero y se bajó la cremallera. Quería tener acceso libre para cuando aquello empezara a cobrar forma.

La miró fijamente mientras la veía moverse insinuantemente. Sus manos acariciándose por encima de la ropa. La canción no le sonaba mucho y aunque no era para nada de su estilo la verdad es que se adaptaba muy bien a los movimientos de la muchacha.

Crins apoyó primero una pierna en la cama para bajar la cremallera de una de las botas y desprenderse de ella. Luego siguió con la otra.

Lentamente fue desabrochándose los botones, ella se dio la vuelta para ponerse de espaldas e ir desprendiéndose de la prenda con erotismo. Una vez lo hubo hecho se quedo en sujetador de color rojo. Se inclinó hacia delante, con las piernas abiertas. La falda subió unos centímetros por sus muslos mostrando el nacimiento de sus nalgas. Una provocativa ropa sensual ligeramente transparente y del mismo color que el sujetador dejaba entrever el que en estos momentos era su principal objeto de deseo.

Cris volvió a recobrar la posición y esta vez desabrochó el botón de la falda, de la cual se fue desprendiendo con movimientos voluptuosos. Poco a poco fue quedando a la vista un pequeño tanga elegante y erótico al mismo tiempo.
Le hizo una señal con el dedo para que se acercase a ella y volvió a poner una de sus torneadas piernas encima del la colcha. Alex supo que quería que la ayudase a desprenderse de las medias. De color negro rematadas por una banda floral de color bermellón. En ropa interior era una auténtica diosa del sexo.

Se aproximó a ella y con manos decididas fue bajándola la prenda mientras al mismo tiempo la acariciba la piel. Pronto tan solo quedó vestida con el junto de braga tanga semitransparente. Ella se volvió a alejar con sugerentes e hipnotizantes. Volvió a colocarse de espaldas a él. Esta vez con calma deliberada fue bajando suavemente uno de los tirantes del sujetador, luego siguió con el otro. Echó una mano para atrás y abrió el broche.

La prenda cayó sobre el regazo de él. Alex lo cogió y se lo llevó a la nariz para aspirar su perfume. Su maravillo olor a sal y naranjas. Sabía que durante el resto de su vida cuando a él llegasen esos olores la recordaría a ella. Y que serían recuerdos felices. Levantó de nuevo la vista para posarla en ella y su delicioso cuerpo bailando al son de la música solo para su completo y único deleite.

Se sentó en el borde de la silla del ordenador y levantando un poco el trasero se fue deshaciendo de la única prenda que le quedaba. Las piernas juntas sin dejar entrever a penas nada de su sexo. Manteniéndolo oculto... secreto. Inalcanzable.

La oyó perdile que cerrase los ojos y lo hizo. La música seguía sonando. De repente la notó situarse sobre él. Como sus labios se posaban sobre los de él mientras sus manos le rodeaban por entre la camisa y la espalda. Ya desabrochada desde hacia rato.

La miró de nuevo y se apoderó de su desnuda cintura para tumbarla en la cama. Ella rápidamente le ayudó a desprenderse de los pantalones y los calzoncillos. Ya sin prendas que hiciesen las veces de barreras la penetró con un solo movimiento. Ella le clavó las uñas en la espalda.

Y eso le excitó más aún.

Salió de ella y volvió a entrar. Un gemido escapó de los labios de ambos. Sus labios se encontraron de nuevo. Sus lenguas establecieron un juego de encuentros y desencuentros. Se daban pequeños mordiscos. Los labios de Alex descendieron por el cuello de la muchacha, pronto se encontraron con el nacimiento de sus senos, unos pocos pasos más y los hizo suyo.

Y Cris volvió a gemir al notar como volvía a entrar y salir una y otra vez. ¡¡¡Santo cielo como le gustaba estar dentro de ella!!


Cuando se encontraban ya fuera en el piso de él o en la de ella solían pasar cosas como estas. Se buscaban con la mirada. Se tanteaba el terreno y se daban caza mutuamente. Se probaban, se retaban y se conquistaban. Cada día era un encuentro distinto y excitante en el cual acaban compartiendo partes de lo que eran al juntar sus cuerpos.

Sus labios se encontraban, se saboreaban cada centímetro de piel. Se hacian arder. Cuerpos incandescentes.

Notarle dentro era una de las mejores sensaciones que había experimentado en su vida. Y a decir verdad no era una novata en estas lides. Pero la hacía sentir tan importante, tan especial y tan deseada en esos momentos.

Daba gracias todos los días por haberla llevado a vivir frente a su puerta. Por haberla echo cometer la ¿locura? de presentarse ante él y conquistarle solo como ella sabía hacer.

Lo mejor y quizá, lo más inesperado es que él la había conquistado a ella.

Ahora su mente solo podía concentrarse en su cuerpo pegado al suyo. En su verga dentro de ella. En sus labios sobre uno de sus pechos. En sus manos recorriendo sus curvas.

Y ella aferrándose a él. Tensando su cuerpo mientras una corriente eléctrica la recorría de los pies a la cabeza.

Y cuando él ocultó su rostro en su cuello y le sintió correrse volvió a hacerlo ella junto a él.


Llamó a su puerta vestido con unos pantalones de vestir negros y una camisa azul. Cuando la vio salir con aquel espectacular vestido rojo pensó que hoy sería la envidia de todos sus conocidos y de los desconocidos también.

Montaron en su coche rumbo al local y ya allí esperaron sentados en la barra tomando unas cervezas la llegada de los demás invitados.

  • ¡¡Peque!! - Ella se dio la vuelta y sonrió divertida al ver como Sergi le echaba una mirada de arriba a abajo a Alex. Este ni se inmutó y a su hermano aquello pareció hacerle gracia y gustarle. El ambiente que podría haber sido tenso se fue relajando. La velada transcurrió sin sobresaltos y tras la cena decidieron bajar a la discoteca a echar unos bailecitos. Solo de pensar en ver de nuevo el cuerpo de Cris moverse bajo la música Alex se ponía malo.


La susurró algo al oído y ella asintió. Le vio alejarse hacia la barra en busca de un whisky. Su bebida favorita. Ella le pidó que le trajese otro.

Sentados en una de las zonas más discretas de la discoteca dialogaban amistosamente intentando hacerse oir por encima de la música. Una pareja se sentó cerca de ellos, parecían estar discutiendo algo. Alex la hizo una seña para dejarles intimidad. A pocos pasos divisó un lugar estratégico (que no tengo ni idea de si existe pero así me invento un lugar físico donde te la puedas tirar de nuevo, 2 veces en un día, estas hecho todo un semental, mocetón). Una columna en un rincón alejado le sirvió para apoyar a Cris contra ella. Se hayaba en penumbra, al mismo tiempo oculta de la vista de todos pero en un lugar público.

Y el morbo les pudo. Se ocultaron lo mejor que pudieron para empezar a devorarse la boca con el recuerdo del encuentro de la tarde. Cris pegaba su cadera a la de él para provocar una rápida erección de la cual poder disfrutar.

Con discrección pero sin echarse para atrás le desabrochó la cremallera del pantalón y su mano se introdujo dentro de su ropa interior. Pronto empezó a masturbarle sin complejos mientras acallaba los jadeos de él con su boca. En cuanto estuvo lo suficientemente duro sacó de su sujetador un preservativo que abrió con un ágil movimiento y se lo colocó con otro no menos hábil ademán. Le dejó con la boca abierta. Ella le sonrió.

  • Tócame. - Le pidó Cris a él con la garganta seca y las mejillas sonrojadas. Aquello era una locura pero se sentía tan maravillosamente bien. Su vestido rojo, escogido expresamente para eso tenía una amplia apertura a la altura de la entrepierna. Resultaba elegante y seductor y con la colocación exacta para resultar idóneo para algo como aquello. Le notó deslizar sus dedos por debajo de su tanga hacia su sexo ya mojado y preparado para él. Durante un rato estuvieron así hasta que él retiró parte de la tela le mantuvo en alto una pierna y con un hábil e imperceptible movimiento se introdujo en ella. Pasó sus brazos por el cuello de Alex para sostenerse mejor mientras él se la follaba. - Més duro... més ràpid... Si us plaus, et necessito més dins. Si us plaus, Alex. Si us plaus... Més, més, més... si us plaus... (¡¡toma ya dominio del catalán!!!)


Per tots els planetes i sistemes galàctics... Su mente solo podía pensar en la completa locura que estaban llevando acabo. En que se moriría allí mismo si les descubrían pero por otro lado necesitaba estar dentro de ella. Tomarla una vez más, hacerla suya. Provocarla esas súplicas y más. Hacerla correrse entre sus brazos y eyacular el mismo dentro de ella.

Le daba todo lo que pedía y más. Oliendo su eterno perfume. Mordisqueando su cuello. Probando su sabor.

Y ella lo hizo la notó emitir un jadeo profundo y al mismo tiempo como una divina estrechez aprisionaba su pene. La estrechó fuertemente contra sí mientras él mismo se derramaba con energía.

Se mantuvieron abrazados el uno a otro. Finalmente cuando se separaron sus miradas ardientes se encontraron en la penumbra de aquel rincón.

  • Quiero hacerte mía de nuevo. Vamos a casa.

Sergi les vio alejarse escaleras arriba con una sonrisa enigmática. Miró al suelo del lugar donde habían estado. El papel del preservativo desvelaba lo sucedido.

  • Petita, com has crescut i que orgullós estic de tu... - Murmuró viendola desaparecer tras la puerta, mientras pensaba que Cris no podía estar en mejores manos.

FIN
 

El sueño de una noche de invierno IV

TERRENO INEXPLORADO

Se pasó la tarde esperando que el tiempo transcurriera. Tratando de apaciguar la furia de su amiga madrileña. Enervada tras la llamada de algún deslenguado con los modales de un Cromagnon. Se tomaba demasiado a pecho algunas cosas. Y a él no es que no le importase lo que le contaba pero en esos momentos su mente estaba muy lejos del ciber, de Ali y de cualquier otra cosa excepto de la imagen de Cris saliendo de su casa con una maleta rumbo a su pueblo. No sabía muy bien porqué y tampoco se atrevió a preguntar. El rostro de la muchacha no presagiaba nada bueno. La chica había llamado a su puerta antes de marcharse. Le dijo que ya le contaría y que iba a volver. De esto ya hacia un mes.

Desde entonces solo había recibido dos escuetos mensajes al móvil por parte de ella; “te echo de menos” y “ya queda poco”. Poco, pero para qué. ¿Para que volviese? Suponía que sí. No podía remediarlo, él también la echaba de menos. Y estaba preocupado.

No era que echase en falta las sesiones de ejercicios espirituales, que lo hacía y mucho. Es que desde que llegase al piso de enfrente Cris se había convertido en una amiga muy muy especial con la que compartía confidencias que con otras personas no se atrevía. Era una persona importante en su vida y, por lo tanto, no deseaba que le pasase nada malo.



Estaba harta. Harta de la puñetera manía de sus padres de correr estúpidos riesgos que la ponían el corazón en la boca. Harta de que el resto de la familia (tíos, primos, etc) la mirasen mal por haberse marchado a Palma intentando asegurarse un futuro lejos de los chismorreos de cotillas sin vida propia. Sus hermanos y ella habían sido víctimas de prejuicios mal intencionados. Recordaba como la miraban por encima del hombro, como la juzgaban simplemente por vivir su vida de la mejor forma que creía (aunque esa forma le acarreó más de una bronca con sus padres). Ahora lo sabía ellos tenían razón pero aún así, el resto del barrio la juzgaba por actitudes que solamente la perjudicaban a ella. A los demás que les podía importar lo que salía o dejaba de salir de su casa. Si iba con aquel un día y al siguiente con ese otro.

Volvió a suspirar mientras volvía a colocar de pie por enésima vez el marco de la foto donde aparecían Sergi, Miguel, Sara y ella. Los cuatro hermanos del demonio como los solía llamar su abuelo cuando estaba en su sano juicio y no iba renegando de ellos por todo el pueblo. Últimanente tenía la costumbre de ir poniendo todas las fotos en las que aparecían ellos poca abajo, ocultándolos. Su animarversión hacia ella y sus hermanos se había acentuado hasta cotas increíbles a raíz del empeoramiento de su enfermedad.

Su padre decía que no le diese importancia pero ella no lo podía evitar. Si la forma de ser de ese hombre no hubiera sido toda la vida odiosa para con ellos lo entendería pero solo estaba actuando más cruelmente de lo habitual. Aunque probablemente no se diera ni cuenta.

Y allí estaba ella. Alejada durante un mes de la vida que había empezado a construir en Palma. Cuidando de su madre, y no se hubiera negado jamás, tras la caída que había tenido al intentar meter en la ducha al abuelo. ¡¡¡No se daban cuenta de que por mucho que quisieran no podían hacerlo!!! No estaban ni cualificados ni tenían los recursos necesarios. Aquello era una completa locura. Tanto que hasta Sergi pidió unos días para convocar reunión familiar. Los gritos aún se oían en Mahón y eso que vivían en Ciutadella.

Al final había quedado claro que ella no se iba a quedar más tiempo de lo imprescindible. Que una vez su madre estuviera recuperada volvería a Palma para reanudar lo que había quedado en suspenso.

Y ese dia habia llegado. Mañana se iría en avión, billete regalo de Miguel que estaba hasta los cojo... (palabras textuales) de que se aprovecharan de la peque. Volvió a mirar la foto, abrió el marco y la sacó.

  • Mamá, me la llevo, haré una copia y te la mandaré por correo, ¿vale? - La mujer la miró desde el sofá donde estaba sentada y la sonrió.
  • Me prometes que te cuidarás, ¿verdad?
  • ¡¡Mamá!! No soy una niña... - Haciendo oídos sordos al tono de Cris ella siguió.
  • Y podías dejarte crecer el pelo... Sé que hoy en día no importa tanto pero a cualquier chico le gustan más las chicas con el pelo largo. Y de niña tenías una melena preciosa.
  • ¡¡Ay, mamá!! Ten por seguro que a los chicos les da igual si tienes el pelo largo o corto... cuando les gustas, tu pelo por muy bonito que sea no es lo que primero miran... - Y su mente viajó por unos instantes a la habitación de velas y a Alex. ¡¡¡Le iba a violar en cuanto volviera a la ciudad!!!


Día 14 de febrero y estaba como los últimos años (y hablo sin saber que yo antes no te conocía) sólo. La pantalla de su teléfono se iluminó y la melodía que anunciaba un mensaje empezó a oírse. Lo cogió y lo abrió; “Sé que es de improviso y que problamente tengas otras cosas que hacer pero podrías ir a recogerme al aeropuesto. Te recompensaré. Lo prometo. Te he echado mucho, mucho de menos, topo mío.”

Alex movió la cabeza incrédulo al mismo tiempo que una risita escapaba de su garganta. Claro que iría a buscarla. Quería verla, abrazarla y si no fuera porque la iba a buscar a un lugar público la haría suya en ese mismo momento. Lentamente haciendo que ella le suplicase más dureza pero negándose. Castigándola por haberle tenido “abandonado” durante un mes.

Además que después de ir a buscarla tendría que marchar a trabajar. Mira que no era un trabajo que exigiese demasiado y por regla general no se mataba currando pero hoy, precisamente hoy detestaba más que nunca tener que acudir.

La una de la tarde y la vio aparecer por la terminal arrastrando la misma maleta que había visto que llevaba cuando se fue pero también cargaba esta vez con una bolsa de viaje. Ella se paró delante de él con una sonrisa en los labios. Soltó el equipaje y le echó los brazos al cuello al mismo tiempo para a modo de saludo darle un profundo y espectacular beso que le dejó sin aliento. Cuando separaron sus bocas para respirar ella habló; “siento mucho mi ausencia y siento todavía más si de alguna forma te he preocupado”.

  • Si crees que una simple disculpa valdrá, Cris es que no me conoces. – Alex la miró con intención sarcástica. Ella entendió.
  • ¿Me vas a castigar?
  • Bueno, toda niña mala merece por lo menos una reprimenda. Pero no me conformaré con unos azotes en ese culito tan mono que tienes. – Ambos se sonrieron. – Esta noche te quiero ver en mi despacho…
  • ¿Tu despacho es tu cama?
  • ¿Tu que crees? – Y ahora ambos se echaron a reír. Y riendo se encaminaron hacia el coche de Alex.


La había vendado los ojos. Le había pedido que no moviese ni un solo músculo. Que no hablase. La miraba embelesado mientras comtemplaba el contraste que hacia sobre su piel morena su ropa interior blanca de encaje. Se había vestido para la acción. Olía a naranjas y sal. Procedió él a quitarse la ropa. La vio mover los labios como si fuera a decir algo y se inclinó sobre la muchacha para sellarlos con un beso, luego puso un dedo sobre ellos; “shhhh, hoy mando yo, he dicho ni una sola palabra”. Volvió a besarla. Pero esta vez su boca fue descenciendo por la barbilla de ella, por su cuello, recorriendo los ligeramente marcados huesos de su clavícula derecha. El contorno de sus brazos y de su cuerpo. Sin acercarse a cualquier zona más erógena. Juego con su lengua en el ombligo de ella durante un rato. Después siguió su camino.

Descendió por sus muslos tersos y suaves. Por la corva de sus rodillas, por sus pantorrillas. Por sus pies, que no dejaba de asombrarle lo pequeños y perfectos que eran. Volvió a subir pero sustituyó sus labios por su lengua. Dejando un rastro de saliva caliente. Para entonces la piel de Cris ya se estaba empezando a perlar de minúsculas gotas de sudor.

La hizo darse la vuelta para hacer casi el mismo recorrido pero estaba vez por detrás. Su respiración agitada. La había visto morderse los labios en un intento desesperado por mantener el silencio que él la había pedido. Pero estaba seguro de que lo que realmente quería era gritar, suplicarle. Quería llegar a un punto en el que ella no pudiera aguantar y le suplicase que se la metiese hasta dentro. Sin importarle porque lado quisiera entrar (a quien se le diga que estoy escribiendo que la quieres dar por semejante sitio a las 23:18 de la noche en mi oficina pensaría que estoy loca y pelín salida. ¡¡¡Y acertarían!!! Tu no te preocupes que nadie me ve. Ahora mismo estoy completamente sola en la planta).

Habían hablado una vez tras hacer el amor de que Cris ya había experimentado semejante aspecto del sexo y de que no le desagradaba. Pero para él sería casi completamente nuevo. No quería hacerla daño y por informaciones de fuentes fidedignas sabía que podía dolor (sí, yo que te dije que he leído que duele, al principio, eso sí). Un gel lubricante recién comprado en el camino hacia el trabajo serviría para por lo menos intentarlo.

Se tumbó sobre su espalda ligeramente manteniendo el cuerpo levemente separado del de ella para que Cris pudiera notar su ya dura erección golpeando contra sus nalgas. Volvió a pasar la lengua por la zona de su columna vertebral lo que hizo que la chica temblase de arriba a bajo. Luego con voz grave y susurrante le dijo a la muchacha que se pusiera a cuatro patas. Ella obedeció sumisa. Confiaba plenamente en él. En su generosidad en todos los aspectos y también, por añadido en el sexo.


Más o menos sabía que esto pasaría tarde o temprano. Tenía un culo demasiado glorioso como para no querer conocerlo con profundidad. Ya habían sido tres parejas las que lo habían usado pero con ninguna sentía tanta expectación como con Alex. El juego que se traía entre manos en la noche de hoy era seductor, lleno de calor y la había hecho humedecerse enormemente solo al sentir sus labios y su lengua recorrer toda su anatomía.

Volvió a temblar cuando le notó empezar a trabajar la zona con los dedos. ¿Podría seguir aguantando los jadeos, gemidos y ganas de gritar que acudían una y otra vez a su garganta? Terrible forma de castigarla cuando lo único que deseaba era que la sodomizara y gritar a pleno pulmón su nombre mientras la hacia correrse. Pero esta noche mandaba él y la había ordenado mantener silencio. No moverse.

Siempre se había caracterizado por ser rebelde e incorformista. Se sorprendía de lo sumisa que podía mostrarse ante él y lo poco que le importaba encontrase así ante él.

Ahora sus dedos entraban y salían tanto de su vagina como de su ano. La follaba sin tregua preparándola para el comienzo de una nueva noche sin pausa. Y de repente lo notó, entrando en ella lenta y cuidadosamente. Sabía que con temor a hacerla daño. No es que de manera habitual hubiera practicado el sexo anal pero no era una novata así que sabía valorar el que Alex se estuviera preocupando tanto por ella. Que esos momentos le importase más el bienestar de su pareja que su propio placer.

Le molestaba un poco pero la sensación quedaba lejos de ser desagradable. Era inteligente, aunque eso ya lo sabía. Mientras entraba por ese lado una de sus manos seguía ocupada en excitar su clítoris entrando de vez en cuando uno o dos dedos en su vagina. La humedad crecía por momentos. Tenía el cuerpo mojado de sudor. Sudor de lujuria, de gemidos contenidos, de sensaciones que sus neuronas parecían incrementar por mil. Y ya no pudo seguir callada.

  • ¡¡Más dentro, por favor!!


Su excitación era tan grande que le sorprendía que no acabase hay mismo. Ya le sorprendió aguantar cuando con su pene empezó a entrar en su estrecho canal. Lo hizo lentamente, queriendo ir con cuidado por no hacerla daño pero también por disfrutar de aquel territorio inexplorado para él (que sigo diciendo que desconozco sí has estado en una situación parecida pero como esto me lo estoy inventado pues es razón suficiente para que te estés estrenando en el sexo anal. Te doy permiso para matarme).

Era sublime. Nunca hubiera podido imaginar que se sentiría así. La presión sobre su miembro crecía por momentos. Gracias al lubricante y a la propia excitación de Cris poco a poco entrar y salir del cuerpo de la muchacha fue siendo cada vez más fácil. Y a cada momento que pasaba la excitación en él aumentaba.

Y cuando la oyó pedirle más cumplió como el caballero de rigor que era. Fue más firme, más decidido. Aumentó la velocidad. Su mano derecha que hasta ese momento reposaba sobre la cadera de la chica subió hasta uno de sus senos para pellizcarle un pezón. La otra seguía follándola vaginalmente.


Diez minutos después ambos explotaron en un orgamo casi simultáneo. Un orgasmo que les dejó temblorosos. Exhaustos. Se desplomaron sobre la cama. Sus ojos se encontraron y una sonrisa complice asomó a los labios de ambos:

  • Somos fabulosos. – Desde el exterior de la habitación se pudo oír una explosión de carcajadas.