jueves, 23 de junio de 2011

El sueño de una noche de invierno V

SIN PUDOR
 
Sergi organizaba una fiesta en un nuevo local de moda abierto hacia tan solo un par de meses. El IO Music Club. Le había dicho que era obligatorio acudir con pareja y cuando lo hizo tenía una sonrisa maliciosa en la cara. Él conocía la existencia de Alex y supuso que quería echarle una ojeada al tipo que se estaba tirando a su hermana pequeña.

Tumbado a su lado, él miraba la tarjeta de invitación. Enarcó una ceja.

  • ¿Tu hermano es peligroso?
  • Lo es más mi padre... tu tranquilo que ya le controlaré yo. Nunca se ha metido en mis relaciones aunque supongo que ahora estando los dos viviendo en Palma se autoerigido en defensor de mi virtud... Que ironía, sabe que no gasto de eso. - Él la miró con una sonrisa en la cara.
  • De eso ya me he dado cuenta... - Se inclinó hacia ella. - Pero, ¿podrías volver a demostrármelo? - Cris se incorporó riéndose y se sentó a horcajadas sobre él.
  • ¿Y cómo quieres que te lo demuestre, caballerete? - Alex se encogió de hombros.
  • Lo dejo a tu imaginación.
  • Vale... pues prepárate. - Se levantó y se dirigió al ordenador. Su mirada recorrió la carpeta de música. Buscaba algo en especial. Por fin pareció encontrarlo. Una canción empezó a dejarse oír en el cuarto. Era gracioso que lo que no era habitual hoy se hubiera producido y le sirviera para marcarse ese jueguecito.


Llevaban un rato en el cuarto de Cris hablando. Aún llevaban la ropa pero había llegado el momento de desprenderse de ella. La muchacha llevaba una falda vaquera que le llegaba a medio muslo, una camisa negra ceñida, medias y botas camperas.

Sus caderas iniciaron un movimiento de vaivén sinuoso. Sus manos viajaron por sus curvas al compás cadencioso de la música. Un botón fue desabrochado, el segundo le siguió. Piel expuesta.

Las miradas se cruzaron.

Se recostó sobre el cabecero de la cama dispuesto a disfrutar del espectáculo que Cris le ofrecía. Antes de hacerlo se desabrochó el mismo el botón del vaquero y se bajó la cremallera. Quería tener acceso libre para cuando aquello empezara a cobrar forma.

La miró fijamente mientras la veía moverse insinuantemente. Sus manos acariciándose por encima de la ropa. La canción no le sonaba mucho y aunque no era para nada de su estilo la verdad es que se adaptaba muy bien a los movimientos de la muchacha.

Crins apoyó primero una pierna en la cama para bajar la cremallera de una de las botas y desprenderse de ella. Luego siguió con la otra.

Lentamente fue desabrochándose los botones, ella se dio la vuelta para ponerse de espaldas e ir desprendiéndose de la prenda con erotismo. Una vez lo hubo hecho se quedo en sujetador de color rojo. Se inclinó hacia delante, con las piernas abiertas. La falda subió unos centímetros por sus muslos mostrando el nacimiento de sus nalgas. Una provocativa ropa sensual ligeramente transparente y del mismo color que el sujetador dejaba entrever el que en estos momentos era su principal objeto de deseo.

Cris volvió a recobrar la posición y esta vez desabrochó el botón de la falda, de la cual se fue desprendiendo con movimientos voluptuosos. Poco a poco fue quedando a la vista un pequeño tanga elegante y erótico al mismo tiempo.
Le hizo una señal con el dedo para que se acercase a ella y volvió a poner una de sus torneadas piernas encima del la colcha. Alex supo que quería que la ayudase a desprenderse de las medias. De color negro rematadas por una banda floral de color bermellón. En ropa interior era una auténtica diosa del sexo.

Se aproximó a ella y con manos decididas fue bajándola la prenda mientras al mismo tiempo la acariciba la piel. Pronto tan solo quedó vestida con el junto de braga tanga semitransparente. Ella se volvió a alejar con sugerentes e hipnotizantes. Volvió a colocarse de espaldas a él. Esta vez con calma deliberada fue bajando suavemente uno de los tirantes del sujetador, luego siguió con el otro. Echó una mano para atrás y abrió el broche.

La prenda cayó sobre el regazo de él. Alex lo cogió y se lo llevó a la nariz para aspirar su perfume. Su maravillo olor a sal y naranjas. Sabía que durante el resto de su vida cuando a él llegasen esos olores la recordaría a ella. Y que serían recuerdos felices. Levantó de nuevo la vista para posarla en ella y su delicioso cuerpo bailando al son de la música solo para su completo y único deleite.

Se sentó en el borde de la silla del ordenador y levantando un poco el trasero se fue deshaciendo de la única prenda que le quedaba. Las piernas juntas sin dejar entrever a penas nada de su sexo. Manteniéndolo oculto... secreto. Inalcanzable.

La oyó perdile que cerrase los ojos y lo hizo. La música seguía sonando. De repente la notó situarse sobre él. Como sus labios se posaban sobre los de él mientras sus manos le rodeaban por entre la camisa y la espalda. Ya desabrochada desde hacia rato.

La miró de nuevo y se apoderó de su desnuda cintura para tumbarla en la cama. Ella rápidamente le ayudó a desprenderse de los pantalones y los calzoncillos. Ya sin prendas que hiciesen las veces de barreras la penetró con un solo movimiento. Ella le clavó las uñas en la espalda.

Y eso le excitó más aún.

Salió de ella y volvió a entrar. Un gemido escapó de los labios de ambos. Sus labios se encontraron de nuevo. Sus lenguas establecieron un juego de encuentros y desencuentros. Se daban pequeños mordiscos. Los labios de Alex descendieron por el cuello de la muchacha, pronto se encontraron con el nacimiento de sus senos, unos pocos pasos más y los hizo suyo.

Y Cris volvió a gemir al notar como volvía a entrar y salir una y otra vez. ¡¡¡Santo cielo como le gustaba estar dentro de ella!!


Cuando se encontraban ya fuera en el piso de él o en la de ella solían pasar cosas como estas. Se buscaban con la mirada. Se tanteaba el terreno y se daban caza mutuamente. Se probaban, se retaban y se conquistaban. Cada día era un encuentro distinto y excitante en el cual acaban compartiendo partes de lo que eran al juntar sus cuerpos.

Sus labios se encontraban, se saboreaban cada centímetro de piel. Se hacian arder. Cuerpos incandescentes.

Notarle dentro era una de las mejores sensaciones que había experimentado en su vida. Y a decir verdad no era una novata en estas lides. Pero la hacía sentir tan importante, tan especial y tan deseada en esos momentos.

Daba gracias todos los días por haberla llevado a vivir frente a su puerta. Por haberla echo cometer la ¿locura? de presentarse ante él y conquistarle solo como ella sabía hacer.

Lo mejor y quizá, lo más inesperado es que él la había conquistado a ella.

Ahora su mente solo podía concentrarse en su cuerpo pegado al suyo. En su verga dentro de ella. En sus labios sobre uno de sus pechos. En sus manos recorriendo sus curvas.

Y ella aferrándose a él. Tensando su cuerpo mientras una corriente eléctrica la recorría de los pies a la cabeza.

Y cuando él ocultó su rostro en su cuello y le sintió correrse volvió a hacerlo ella junto a él.


Llamó a su puerta vestido con unos pantalones de vestir negros y una camisa azul. Cuando la vio salir con aquel espectacular vestido rojo pensó que hoy sería la envidia de todos sus conocidos y de los desconocidos también.

Montaron en su coche rumbo al local y ya allí esperaron sentados en la barra tomando unas cervezas la llegada de los demás invitados.

  • ¡¡Peque!! - Ella se dio la vuelta y sonrió divertida al ver como Sergi le echaba una mirada de arriba a abajo a Alex. Este ni se inmutó y a su hermano aquello pareció hacerle gracia y gustarle. El ambiente que podría haber sido tenso se fue relajando. La velada transcurrió sin sobresaltos y tras la cena decidieron bajar a la discoteca a echar unos bailecitos. Solo de pensar en ver de nuevo el cuerpo de Cris moverse bajo la música Alex se ponía malo.


La susurró algo al oído y ella asintió. Le vio alejarse hacia la barra en busca de un whisky. Su bebida favorita. Ella le pidó que le trajese otro.

Sentados en una de las zonas más discretas de la discoteca dialogaban amistosamente intentando hacerse oir por encima de la música. Una pareja se sentó cerca de ellos, parecían estar discutiendo algo. Alex la hizo una seña para dejarles intimidad. A pocos pasos divisó un lugar estratégico (que no tengo ni idea de si existe pero así me invento un lugar físico donde te la puedas tirar de nuevo, 2 veces en un día, estas hecho todo un semental, mocetón). Una columna en un rincón alejado le sirvió para apoyar a Cris contra ella. Se hayaba en penumbra, al mismo tiempo oculta de la vista de todos pero en un lugar público.

Y el morbo les pudo. Se ocultaron lo mejor que pudieron para empezar a devorarse la boca con el recuerdo del encuentro de la tarde. Cris pegaba su cadera a la de él para provocar una rápida erección de la cual poder disfrutar.

Con discrección pero sin echarse para atrás le desabrochó la cremallera del pantalón y su mano se introdujo dentro de su ropa interior. Pronto empezó a masturbarle sin complejos mientras acallaba los jadeos de él con su boca. En cuanto estuvo lo suficientemente duro sacó de su sujetador un preservativo que abrió con un ágil movimiento y se lo colocó con otro no menos hábil ademán. Le dejó con la boca abierta. Ella le sonrió.

  • Tócame. - Le pidó Cris a él con la garganta seca y las mejillas sonrojadas. Aquello era una locura pero se sentía tan maravillosamente bien. Su vestido rojo, escogido expresamente para eso tenía una amplia apertura a la altura de la entrepierna. Resultaba elegante y seductor y con la colocación exacta para resultar idóneo para algo como aquello. Le notó deslizar sus dedos por debajo de su tanga hacia su sexo ya mojado y preparado para él. Durante un rato estuvieron así hasta que él retiró parte de la tela le mantuvo en alto una pierna y con un hábil e imperceptible movimiento se introdujo en ella. Pasó sus brazos por el cuello de Alex para sostenerse mejor mientras él se la follaba. - Més duro... més ràpid... Si us plaus, et necessito més dins. Si us plaus, Alex. Si us plaus... Més, més, més... si us plaus... (¡¡toma ya dominio del catalán!!!)


Per tots els planetes i sistemes galàctics... Su mente solo podía pensar en la completa locura que estaban llevando acabo. En que se moriría allí mismo si les descubrían pero por otro lado necesitaba estar dentro de ella. Tomarla una vez más, hacerla suya. Provocarla esas súplicas y más. Hacerla correrse entre sus brazos y eyacular el mismo dentro de ella.

Le daba todo lo que pedía y más. Oliendo su eterno perfume. Mordisqueando su cuello. Probando su sabor.

Y ella lo hizo la notó emitir un jadeo profundo y al mismo tiempo como una divina estrechez aprisionaba su pene. La estrechó fuertemente contra sí mientras él mismo se derramaba con energía.

Se mantuvieron abrazados el uno a otro. Finalmente cuando se separaron sus miradas ardientes se encontraron en la penumbra de aquel rincón.

  • Quiero hacerte mía de nuevo. Vamos a casa.

Sergi les vio alejarse escaleras arriba con una sonrisa enigmática. Miró al suelo del lugar donde habían estado. El papel del preservativo desvelaba lo sucedido.

  • Petita, com has crescut i que orgullós estic de tu... - Murmuró viendola desaparecer tras la puerta, mientras pensaba que Cris no podía estar en mejores manos.

FIN
 

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